Merkel en Harvard: «¡Derribad los muros!»

Merkel abandonará la cancillería antes de 2021 y, con ella, se acabará una era en Europa.

Acababa de regresar la canciller Angela Merkel de sus horas de gloria en la Universidad de Harvard, donde se le concedió el doble honor de recibir el doctorado honoris causa y dirigirse a los graduados de este año en el muy ceremonioso Commencement Speech. Esta vez el discurso de una personalidad invitada con la que se celebra anualmente el fin del año académico y la graduación en las diferentes Escuelas que componen esta prestigiosa Universidad a orillas del lago Charles fue particularmente brillante, y con frases llenas de contenido. Luego cerró el acto, como es tradición, el rector de la Universidad, el profesor Barcow, despidiéndose hasta finales de agosto, cuando se reanudarán las clases, y los graduados lanzaron, bajo la música y los cohetes, los birretes académicos al aire.

Regresó la canciller rápidamente a Berlín, donde le estaba esperando una bomba. Tras la pérdida en las elecciones europeas de doce puntos porcentuales respecto a los comicios de 2014, Andrea Nahles, la presidenta del partido socialdemócrata alemán, el SPD, se veía forzada a dimitir, y con ello ponía en grave riesgo la continuidad de la Gran Coalición entre cristianodemócratas y socialdemócratas. Entra así en alerta roja la estabilidad política de Alemania y, con ella, uno de los bastiones de la estabilidad en Europa.

El discurso le permitió escapar, aunque sólo fuera por unas horas, del caos político creciente en Alemania. Después de las elecciones europeas, el mapa político interno ha quedado conmocionado. Tan marcador de tendencia fue en las elecciones generales la consolidación de la derecha radical, el AfD, como el descenso en las europeas a sus mínimos históricos tanto del SPD como de la propia CDU. Y, sobre todo, un dato enormemente significativo: el éxito rotundo de los Verdes, a quienes las encuestas de este último fin de semana situaban incluso como primer partido en intención de voto.

El discurso de Merkel en Harvard fue, entre otras cosas, una llamada, apenas ligeramente encubierta, a rechazar el trumpismo. «¡Derribad los muros!», les decía desde el atril a los estudiantes la exciudadana de la República Democrática Alemana y primera mujer que alcanzó el puesto de canciller de la Alemania reunificada. «¡Derribad los muros de la ignorancia y la estrechez mental!», les repetía con su media sonrisa y el aún marcado acento de Sajonia la férrea hija de pastor protestante que no toleró las sospechas de corrupción de su mentor, Helmut Kohl, y le hizo caer hace ya veinte años sin apenas pestañear. «¡Reflexionad, pensad libremente para poder distinguir y no disfrazar las mentiras como verdad y la verdad como mentiras!», lanzaba por los micrófonos sin levantar la voz la doctora en Física atómica acostumbrada al análisis científico, a la confrontación con la realidad, y cuya experiencia en la Alemania comunista sin embargo no le llevó a perder un cierto sentido utópico, el mismo que le llevó a decidir abrir las puertas de su país a más de un millón de emigrantes procedentes de las guerras de Oriente Medio, con las inesperadas consecuencias de alimentar a la oposición de derechas a la CDU y dividir a Europa con una muy espinosa cuestión que está lejos de haber sido solucionada.

Multilateralismo

«¡Más que nunca, nuestras acciones deben de estar guiadas por la cooperación y el multilateralismo, no por las acciones unilaterales y la confrontación!». No se entrevistó con Trump -con el que mantiene una relación bajo mínimos desde la célebre reunión del G-7 en Canadá en junio de 2018, cuando tuvo que soportar el duro trago de escuchar en el avión de vuelta a Berlín cómo Trump se desdecía de todo a lo que se había comprometido con los aliados pocas horas antes-, pero el presidente norteamericano no había estado nunca tan presente en un discurso. Y tampoco deja de ser significativo que los medios alemanes recalcaran precisamente lo que Merkel no dijo. Aunque alabó la alianza transatlántica, basada en valores, de la que Alemania -pero también Estados Unidos- tanto se han beneficiado durante setenta años, parecía que su mantra de que «nada permanece para siempre» (como el muro de Berlín que ella tan cerca vio caer, contra aparentemente toda esperanza) pudiera aplicarse también al futuro de la alianza.

Los compromisos de Merkel ante los estudiantes de Harvard fueron con los grandes desafíos globales, como la erradicación del hambre o las pandemias y, sobre todo, la lucha contra el cambio climático. Alemania hará todo lo que esté en su mano para lograr la neutralidad climática en 2050.

Merkel abandonará la Cancillería según decisión propia antes de 2021, y con ello desaparecerá de la escena política (si es que no acepta alguno de los puestos europeos en liza, como el de presidente del Consejo Europeo). Con ella se acabará también una era en Europa, y quizás volvamos a ciertas «incertidumbres» alemanas. Esperemos que la convicción de la necesidad de un fuerte vínculo transatlántico sea una de esas «verdades indiscutibles» que sobrevivan a los vaivenes de aquel y de este lado del Atlántico.

José María Beneyto. Catedrático visitante en la Universidad de Harvard.

(Artículo original publicado en el Periódico Expansión, el día 5 de Junio de 2019)